El Desafío llamado CUBEREC

brubrujo
11 jul 2017
3 Min. de lectura

Hablar de música electrónica en nuestro país es casi tan complicado como hablar de metal, pareciera que es un género más comercial y digerible para las emisoras locales, sin embargo, detrás de cada proyecto electrónico, a pesar del sudor y esfuerzo del artista, existe el mismo nivel de discriminación que tanto caracteriza a este país. Tratar de sacar adelante un proyecto musical es sumamente complicado, máxime si no se cuenta con el apoyo ni de los medios, ni del público ni de un sello discográfico que apoye y exponga al mundo los trabajos que llegan a sus manos.

Dado este panorama, en el año 2009 inicia operaciones CUBEREC, el primer sello discográfico de música electrónica en nuestro país, sus inicios se remontan a la empresa promotora CUBE, misma que ya había trabajado artista como James Holden, Satoshi, Tomiie, John Selway, Xpansul, Dustin Zahn y Dubfire entre otros. El trabajo de CUBEREC es básicamente desarrollar una escena local de artistas electrónicos con una fuerte tendencia a sonidos melódicos y exponerla al mundo, abarcando no solo el territorio nacional, sino que de toda la región. Es difícil definir en un solo género a la variedad de artistas que hoy obran en su catalogo, ya que va desde el Techno, House, Breaks, Downtempo, entre otros, tratando siempre de proyectar cierta nostalgia y sentimiento a sus creaciones musicales.

Revisando entre los artistas que maneja el sello, me encuentro con el disco “A Helpless Presence” (al español, sería algo así como “Una presencia desamparada”) el cual es un disco producido y mezclado por Alex Hentze. Es un disco bien elaborado y trabajado con Mutable Shruthi, Roland System-1 Roland TR-8, Juno-G, Violonchelos, Guitarras, Moog Mother 32; Y grabaciones de los instrumentos acústicos y una variedad de texturas sonoras del compositor y músico guatemalteco Joaquín Orellana, mismos que fueron grabados en un estudio casero ubicado en la Antigua Guatemala.

El proyecto viene con una propuesta visual que se encuentra bajo la dirección de Javier Borrayo, quien se encuentra produciendo una película sobre el significado de la música para el productor, así mismo con un cortometraje paralelo el cual está inspirado en la experiencia auditiva del disco y varias conversaciones de distintas personas sobre la música y la experiencia de la vida, por lo que el disco pretende ser una experiencia tanto visual como auditiva, permitiéndole al escucha, experimentar el álbum sin película, la película sin música y la combinación de ambas como una alusión a la metáfora que da como nombre al disco.

El disco es un viaje por distintos estados emocionales, pasando por estados manicos de depresión y felicidad, fuertes alucinaciones producidas por viajes internos hacia nuestro verdadero yo, por momentos te genera el sentimiento de impotencia ante todo lo que hoy en día ocurre a nuestro alrededor, pero dándote unos destellos de luz y de bienestar. Una experiencia completamente nueva para mí, para ser un primer acercamiento a este género de música, la verdad me dejo muy buen sabor y tal como lo describe el propio Alex Hentze, “Para mí, la música y las artes son las mejores maneras de entender mi camino y tener mi propio mundo independientemente de sentirse indefenso. La música es mi alcance para apreciar la humanidad y la naturaleza y dar algo para ayudar a construir estructuras basadas en la verdad”; por lo que al final del día no importa el género de la música, si no, lo que nos hace sentir dentro de nuestro ser.